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Extracto. La ética protestante y el espíritu del capitalismo.
“Como el empresario busca obtener el máximum de producto aumentando la intensidad del trabajo, trata de hacer coincidir al trabajador en su interés por acelerar la recolección alzando los destajos, ofreciéndole así el medio de obtener en poco tiempo una ganancia extraordinaria para él. Pero aquí surgen ciertas dificultades que son características de la mentalidad tradicionalista en el obrero: el alza de los salarios no aumentó en los trabajadores la intensidad de su rendimiento, sino que más bien se disminuyó. Un obrero, por ejemplo, gana un marco diario por cada fanega de grano segado, y para ganar al día dos marcos y medio, ha de segar dos faenas y media.; si el precio del destajo se aumenta en 25 centavos diarios, el mismo hombre no tratará de segar, como podía esperarse, tres fanegas, por ejemplo, para ganar al día tres marcos con setenta y cinco centavos, sino que sólo seguirá segando las mismas fanegas de antes, para seguir ganando los dos marcos y medio, con los que, según la frase bíblica, “Tiene suficiente”. Prefirió trabajar menos a cambio de ganar menos también; no se preguntó cuánto podría ganar al día rindiendo al máximum posible de trabajo, sino cuanto tendría que trabajar para seguir ganando los dos marcos y medio que ha venido ganando hasta ahora y que le bastan para cubrir sus necesidades tradicionales. Esta conducta es un ejemplo de lo que he llamado “tradicionalismo”: lo que el hombre quiere por “naturaleza” no es ganar más y más dinero, sino vivir pura y simplemente, como siempre ha vivido, y ganar lo necesario para seguir viviendo.”
Max Weber. La ética protestante y el espíritu del capitalismo.